Números, 28

18. El primer día habrá una asamblea litúrgica y no harán trabajos de ninguna clase.

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Números 28 detalla las ofertas diarias y semanales que los israelitas deben presentar a Dios. Las ofertas incluyen sacrificios de animales, ofrendas de granos y ofrendas de vino. Las ofertas fueron una forma para que los israelitas demostraran su devoción a Dios y reconozcan su dependencia de él. A continuación hay cuatro versículos relacionados con los temas cubiertos en los números 28:

Levítico 23:37-38: "Estos son los días de reunión del Señor, cuando llame a asambleas sagradas y presentará una ofrenda quemada al Señor, sacrificios de cereales y ofrecidas ofrendas de vino, cada una en su día designado. Además del Los sábados del Señor. Y más allá de lo que ya ha dado, ofrece al Señor una oferta para cumplir una votación o como una oferta voluntaria ". Este versículo se refiere a las ofertas que los israelitas deben presentar en los días sagrados, además de las ofertas diarias y semanales mencionadas en los números 28.

Salmo 51:16-17: "Para ti no se deleite con los sacrificios, de lo contrario les ofrecería; no te compraste en la oferta quemada". Este versículo enfatiza que aunque las ofrendas y sacrificios eran una parte importante de la adoración de Dios, lo que más importaba era el corazón y la disposición del adorador.

Hebreos 10:11-14: "Día tras día, cada sacerdote presenta repetidamente los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. Pero cuando este sacerdote [Jesús] ofreció un solo sacrificio por los pecados, se sentó a la derecha de Dios. [...] Porque con un solo sacrificio que ha perfeccionado para siempre aquellos que están siendo santificados ". Este versículo se refiere al sacrificio final de Jesús, que se ofreció de una vez por todas y reemplazó la necesidad de sacrificios continuos.

Efesios 5:1-2: "Por lo tanto, sigan el ejemplo de Dios como niños queridos y viven en el amor, como Cristo nos amaba y se entregó por nosotros como una ofrenda y sacrificio de aroma agradable para Dios". Este versículo señala que la oferta final de Jesús fue la oferta perfecta y aceptable a Dios, simbolizada por las ofrecisas de aroma agradable mencionadas en los números 28.