11. Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró de este modo: "¡Bendito seas, Dios misericordioso, y bendito sea tu Nombre para siempre! ¡Que todas tus obras te bendigan eternamente!





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina