28. A poco de difundirse la claridad del sol naciente, ambos bandos se lanzaron al combate; los unos tenían como garantía del éxito y de la victoria, además de su valor, el recurso al Señor; los otros combatían con la furia como guía de sus luchas.





“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina