Miqueas, 7

La Biblia de Jerusalén

1 ¡Ay de mí, que he venido a ser como en las recolecciones de verano, como en las rebuscas de la vendimia! ¡Ni un racimo que comer, ni una breva que tanto desea mi alma!

2 ¡Ha desaparecido de la tierra el fiel, no queda un justo entre los hombres! Todos acechan en busca de sangre, cada cual atrapa en la red a su hermano.

3 Para el mal sus dos manos adiestran: el príncipe exige, y también el juez, recompensa; el grande habla de la codicia de su alma, y él y ellos lo urden.

4 Su bondad es como cardo, peor que un zarzal su rectitud. ¡El día de tus centinelas, tu visita ha llegado! ¡Ahora será su consternación!

5 ¡No creáis en compañero, no confiéis en amigo; de la que se acuesta en tu seno guarda la puerta de tu boca!

6 Porque el hijo ultraja al padre, la hija se alza contra su madre, la nuera contra su suegra, y enemigos de cada cual son los de su casa.

7 Mas yo miro hacia Yahveh, espero en el Dios de mi salvación: mi Dios me escuchará.

8 No te alegres de mí, enemiga mía, porque si caigo, me levantaré, y si estoy postrada en tinieblas, Yahveh es mi luz.

9 La cólera de Yahveh soportaré, ya que he pecado contra él, hasta que él juzgue mi causa y ejecute mi juicio; él me sacará a la luz, y yo contemplaré su justicia.

10 Lo verá mi enemiga, y se cubrirá de vergüenza, ella que me decía: «¿Dónde está Yahveh tu Dios?» ¡Mis ojos se regodearán en ella cuando sea cosa pisoteada como el fango de las calles!

11 ¡El día de reedificar tus muros! ¡Aquel día será dilatada la frontera,

12 el día que se venga hacia ti desde Asiria hasta Egipto, desde Tiro hasta el Río, de mar a mar, de monte a monte!

13 Y la tierra quedará en desolación, a causa de sus habitantes, como fruto de sus obras.

14 Apacienta tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solitario en la selva, en medio de un campo feraz Que pazcan en Basán y Galaad como en los días de antaño.

15 Como en los días de tu salida del país de Egipto, hazme ver prodigios.

16 Verán las naciones y se avergonzarán de toda su prepotencia; pondrán en la boca la mano y sus oídos quedarán sordos.

17 Lamerán el polvo como la serpiente, como los reptiles de la tierra. ¡Se estremecerán desde sus encierros, hacia Yahveh nuestro Dios vendrán temblando, y tendrán miedo de ti!

18 ¿Qué Dios hay como tú, que quite la culpa y pase por alto el delito del Resto de tu heredad? No mantendrá su cólera por siempre pues se complace en el amor;

19 volverá a compadecerse de nosotros, pisoteará nuestras culpas. ¡Tú arrojarás al fondo del mar todos nuestros pecados!

20 Otorga fidelidad a Jacob amor a Abraham, como juraste a nuestros padres, desde los días de antaño.




Versículos relacionados com Miqueas, 7:

El Capítulo 7 de Micah trata sobre la corrupción del pueblo de Israel y la esperanza de la redención a través de la misericordia de Dios. Micah pide justicia, señalando la hipocresía y la deshonestidad de aquellos en posiciones de poder. Luego se vuelve hacia Dios, confiando en su bondad y promesa de perdón y restauración. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas del capítulo:

Isaías 1:18: "Ven, y déjenos decir el Señor," Incluso si tus pecados son como escarlatas, se volverán blancos como la nieve; incluso si son rojos como Carmesim, se volverán como lana blanca ". Este versículo habla de la promesa de perdón y limpieza que Dios ofrece a su pueblo, incluso si sus pecados son graves.

Salmo 103:8-10: "El Señor es misericordioso y compasivo, paciente y lleno de amor. No acusa ni se siente resentido para siempre; no nos trata como nuestros pecados ni nosotros regresamos a nuestras iniquidades". Este salmo describe la bondad y la misericordia de Dios, que no nos trata como merecemos, pero ofrece perdón y amor.

Proverbios 28:13: "Lo que cubre sus transgresiones nunca prosperará, pero lo que los confiesa y alcanzará la misericordia". Este versículo habla de la importancia de confesar nuestros pecados y buscar el perdón, en lugar de tratar de esconderlos o justificarlos.

Jeremías 31:34: "Nadie más le enseñará a tu vecino, ni a tu hermano, diciendo:" Conozca al Señor ", porque todos me conocerán de lo más pequeño a lo mejor", dice el Señor. Porque perdonaré su maldad y ya no recordaré sus pecados. "Este versículo habla de la promesa de Dios de perdonar y olvidar nuestros pecados, haciéndonos verdaderamente su gente.

Efesios 2:8-9: "Porque por gracia eres salvado, a través de la fe; y esto no viene de ti, es el don de Dios. No viene de las obras, para que nadie pueda glorioso". Este versículo habla de salvación por la gracia de Dios, no para nuestras propias obras o méritos. Esto nos recuerda que la redención y el perdón son dones de Dios a su pueblo, no algo que podamos ganar o merecer.



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