12. Y este dinero, una vez pesado, lo entregaban a los capataces encargados de los trabajos del templo del Señor, los cuales lo pasaban a los carpinteros y constructores que trabajaban en el templo del Señor,





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina