1. Aquel día siete mujeres se disputarán a un hombre y le dirán: Nosotras comeremos nuestro pan y nuestro vestido vestiremos; deja sólo que llevemos tu nombre, quítanos nuestra infamia.

2. Aquel día el brote del Señor será ornamento y gloria, y el fruto de la tierra será orgullo y esplendor de los librados de Israel.

3. El que quede en Sión y sobreviva en la ciudad será llamado santo, será inscrito para sobrevivir en Jerusalén.

4. Cuando el Señor haya lavado la mancha de las hijas de Sión y haya limpiado a Jerusalén de la sangre en ella derramada, cuando dicte la sentencia y ejecute la pena,

5. entonces el Señor formará, sobre toda la extensión del monte de Sión y sobre sus asambleas, una nube de humo durante el día y un resplandor de fuego llameante por la noche. Pues encima de todo la gloria del Señor será tienda

6. y cabaña, para dar sombra de día contra el calor, y refugio y amparo contra la tempestad y la lluvia.





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina