12. Hizo venir desde la ciudad de Guiló al consejero de su padre, Ajitofel, quien lo acompañó mientras hacía sus sacrificios. La conjuración iba haciéndose poderosa y el número de sus partidarios aumentaba cada vez más.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina