Sirácides (Eclesiástico), 16
28. Los objetos celestes no chocan con sus vecinos, ni desobedecen jamás sus órdenes.
28. Los objetos celestes no chocan con sus vecinos, ni desobedecen jamás sus órdenes.
“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina