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Luego me dijo: "Mira, hijo de hombre, cómo dejo sin pan a Jerusalén. En su angustia comerán pan que les será contado, y en su temor beberán agua que les será racionada. (Ezequiel 4, 16)
Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor. (Ezequiel 8, 3)
Me dijo: "Hijo de hombre, mira hacia el norte". Miré al norte y ese Idolo que provoca sus celos estaba allí al norte de la entrada al altar. (Ezequiel 8, 5)
Me dijo: "Entra y mira las cosas escandalosas que se hacen allí". (Ezequiel 8, 9)
Aparecen entonces seis hombres desde el lado de la Puerta Alta, que mira al norte: cada cual lleva en la mano un instrumento de muerte, y en medio de ellos veo a un hombre con un traje de lino, que tiene en la cintura una tablilla de escriba. Vienen a ponerse al lado del altar de bronce, (Ezequiel 9, 2)
En seguida el Espíritu me llevó a la puerta de la Casa de Yavé que mira al este. A la entrada de la puerta había veinticinco hombres entre los cuales divisé a Jezanías, hijo de Azur y a Peltía, hijo de Banaías, jefes del pueblo. (Ezequiel 11, 1)
Ese hombre me dijo: Hijo de hombre, mira bien, escucha con todos tus oídos y pon mucha atención a todo lo que te voy a mostrar, pues para eso te he traído hasta acá; todo lo que veas se lo comunicarás a la casa de Israel. (Ezequiel 40, 4)
El hombre se acercó luego al pórtico que mira al oriente, subió los peldaños y midió el umbral del pórtico; medía una vara de profundidad. (Ezequiel 40, 6)
El hombre me dijo: "La sala que mira al sur está destinada a los sacerdotes que prestan servicios en la Casa. (Ezequiel 40, 45)
La sala que mira al norte está reservada a los sacerdotes que prestan servicios en el altar. Entre los levitas, los hijos de Sadoc tienen el privilegio de acercarse a Yavé y de servirlo". (Ezequiel 40, 46)
Me dijo: Hijo de hombre, pon mucha atención, mira con tus ojos y oye con tus oídos todo lo que voy a decir con respecto a las reglas de la Casa de Yavé y de sus leyes. Escucha bien todo lo relativo a la entrada y salida del Templo. (Ezequiel 44, 5)
Beltsasar, jefe de los magos, sé que posees el espíritu del Dios santo y que ningún misterio te ofrece dificultad; mira el sueño que tuve y explícamelo (Daniel 4, 6)