Fondare 67 Risultati per: Acuérdate

  • En los momentos de abundancia acuérdate de los instantes de miseria; en los días de riqueza piensa en la pobreza y en la carencia de todo. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 25)

  • ¡Acuérdate de tu padre y de tu madre cuando te sientes en medio de los grandes, no sea que te descuides en su presencia y te conduzcas como un tonto! Desearías entonces no haber nacido y maldecirías el día de tu nacimiento. (Sirácides (Eclesiástico) 23, 14)

  • Acuérdate de tu fin y déjate de odiar; piensa en la muerte, en la descomposición, y observa los mandamientos. (Sirácides (Eclesiástico) 28, 6)

  • Acuérdate de los mandamientos y no tengas rencor a tu prójimo; piensa en la alianza del Altísimo, y olvida la ofensa. (Sirácides (Eclesiástico) 28, 7)

  • Acuérdate que la avidez es un mal. ¿Hay peor criatura que un ojo ávido? Por eso todo lo que ve lo hace llorar. (Sirácides (Eclesiástico) 31, 13)

  • Apresura el día, acuérdate de tu juramento, y que podamos contar pronto tus hazañas. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 7)

  • Acuérdate de aquella madera que endulzó las aguas amargas, y con eso el Señor dio a conocer su poder. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 5)

  • Acuérdate de mi sentencia que un día podrás repetir: ¡ayer fue yo, hoy serás tú! (Sirácides (Eclesiástico) 38, 22)

  • No temas la sentencia de la muerte, acuérdate de los que te precedieron y de los que te seguirán. (Sirácides (Eclesiástico) 41, 3)

  • «Acuérdate, por favor, que te he servido fielmente con corazón honrado y haciendo lo que te agradaba.» Y se largó a llorar. (Isaías 38, 3)

  • Jacob, acuérdate de estas cosas pues tú eres mi servidor, Israel. Yo hice de ti mi servidor, Israel ¡no me olvides! (Isaías 44, 21)

  • Yavé, acuérdate de mí y defiéndeme y véngame de mis perseguidores. No detengas más tu ira. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones. (Jeremías 15, 15)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina