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Esto sucederá porque ha adorado a Astarté, diosa de los sidonios, a Camos, dios de Moab, y a Milcom, dios de los amonitas. No ha seguido mis caminos ni ha hecho lo que me parece justo ni ha observado mis leyes y mis mandamientos como su padre David. (1 Reyes 11, 33)
Sin embargo, la mujer dio a luz un hijo, justo en el tiempo que le había dicho Eliseo. (2 Reyes 4, 17)
A pesar de todo, Yavé dijo a Jehú: «Porque te has portado bien, haciendo lo que me parece justo, y has actuado con la familia de Ajab conforme a mis deseos, tus hijos hasta la cuarta generación se sentarán en el trono de Israel.» (2 Reyes 10, 30)
David dijo a Ornán: «Dame el sitio de esta era para erigir en él un altar a Yavé; dámelo por su justo valor en plata, para que la plaga se retire del pueblo.» (1 Crónicas 21, 22)
El rey David replicó a Ornán: «No, quiero comprártelo por su justo precio, pues no tomaré para Yavé lo que es tuyo, ni quiero ofrecerle sacrificios que no me cuesten.» (1 Crónicas 21, 24)
escucha tú desde los cielos y obra; juzga a tus siervos y castiga al culpable, haciendo recaer su conducta sobre su cabeza y declarando inocente al justo, dándole según lo que merece. (2 Crónicas 6, 23)
Entonces los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: «¡Yavé es justo!» (2 Crónicas 12, 6)
Yavé, Dios de Israel, tú eres justo; mira que somos un resto de sobrevivientes. Estamos aquí en tu presencia llevando nuestros pecados, pero no podemos permanecer así en tu presencia. (Esdras 9, 15)
Lo hallaste fiel para contigo e hiciste Alianza con él para entregarle el país del cananeo, del heteo, del amorreo, del fereceo, del jebuseo y del guirgaseo a él y a sus descendientes. Y has cumplido tu palabra, porque eres justo. (Nehemías 9, 8)
Tú te mostraste justo en todo lo sucedido, porque tú has cumplido fielmente tus promesas, mas nosotros hemos actuado con maldad. (Nehemías 9, 33)
«Tú eres justo, Señor, y justas son tus obras. Tus caminos son misericordia y verdad, y siempre tu juicio será verdadero y justo. (Tobías 3, 2)
Ragüel se paró de un salto y lo abrazó llorando: «Bendito seas, hijo. Tienes un padre honrado y bueno. ¡Qué pena que un hombre tan justo y caritativo haya quedado ciego!» Y abrazando a Tobías lloraba. (Tobías 7, 6)