Fondare 42 Risultati per: Olor

  • El olor del pez hizo huir al demonio hacia las regiones altas de Egipto, donde Rafael lo encadenó. (Tobías 8, 3)

  • Tus amores son un vino exquisito, suave es el olor de tus perfumes, y tu nombre, ¡un bálsamo derramado!; por eso se enamoran de ti las jovencitas. ¡Llévame! Corramos tras de ti. (Cantar 1, 3)

  • Mientras el Rey estaba en su aposento se sentía el olor de mi perfume. (Cantar 1, 12)

  • Las higueras echan sus brotes y las viñas nuevas exhalan su olor. Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. (Cantar 2, 13)

  • ¡Qué amorosas son tus caricias, hermana mía, novia mía! ¡Más delicioso es tu amor que el vino! Y el olor de tus perfumes supera a cualquier otro. (Cantar 4, 10)

  • nardo y azafrán, clavo de olor y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe con los mejores perfumes. (Cantar 4, 14)

  • Exhalé mi perfume como el cinamomo, como las plantas olorosas; expandí mi buen olor como las savias aromáticas, como el bálsamo y la mirra exquisita, como el humo del incienso en el santuario. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 15)

  • Cuando el justo presenta su ofrenda, la grasa es para el altar, pero el buen olor sube hasta el Altísimo. (Sirácides (Eclesiástico) 35, 5)

  • Expandan un olor agradable como el incienso, que se abran sus flores como el lirio, den su perfume y entonen un canto ¡Bendigan al Señor por todas sus obras! (Sirácides (Eclesiástico) 39, 14)

  • Sabrán que soy Yavé cuando los muertos se amontonen al lado de los ídolos, cerca de sus altares, en todas las colinas elevadas, bajo cualquier árbol verde y bajo cualquier frondosa encina, doquiera hayan ofrecido a sus porquerías el buen olor del incienso. (Ezequiel 6, 13)

  • Les presentaste como ofrenda de agradable olor el pan que te había dado, la harina flor, el aceite, la miel con que te alimentaba - palabra de Yavé. (Ezequiel 16, 19)

  • Cuando salgan de en medio de los pueblos y los junte de todos los países en donde fueron dispersos, serán para mí como un perfume de agradable olor. Entonces, por medio de ustedes haré que las naciones vean mi santidad. (Ezequiel 20, 41)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina