Fondare 136 Risultati per: cincuenta

  • Sus piezas, sus pilares y su vestíbulo tenían las mismas dimensiones, el pórtico y su vestíbulo tenían ventanas en su derredor. Su ancho era de cincuenta codos y su profundidad de veinticinco. (Ezequiel 40, 33)

  • La entrada tenía sus piezas, sus pilares, su vestíbulo con ventanas en derredor, su largo era de cincuenta codos y su ancho de veinticinco. (Ezequiel 40, 36)

  • Al lado norte, las salas tenían cien codos de largo y cincuenta de ancho. (Ezequiel 42, 2)

  • En efecto, esas galerías tenían tres pisos y no tenían columnas como las de los patios; por eso había un estrechamiento con respecto a las salas inferiores o a las del medio. El muro de las salas que daba al exterior, en dirección al patio exterior, tenía cincuenta codos de largo. (Ezequiel 42, 6)

  • El largo de las salas que miraba al patio exterior tenía cincuenta codos mientras que las que estaban de frente al Templo tenían cien. (Ezequiel 42, 8)

  • Allí se reservará un espacio cuadrado de quinientos codos por lado para el lugar santo, con una orilla de circunvalación de cincuenta codos. (Ezequiel 45, 2)

  • Al norte, los campos para pastar de la ciudad se extenderán doscientos cincuenta codos al este y doscientos cincuenta al oeste. (Ezequiel 48, 17)

  • ¿qué les pasaba? Venían a un montón de veinte sacos de trigo, pero sólo quedaban diez. Venían a un tanque de cincuenta arrobas de vino y se encontraban sólo veinte. (Ageo 2, 16)

  • Se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. (Evangelio según San Marcos 6, 40)

  • «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. (Evangelio según San Lucas 7, 41)

  • De hecho había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos: «Hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta.» (Evangelio según San Lucas 9, 14)

  • «¿Cuánto debes a mi patrón?» Le contestó: «Cien barriles de aceite.» Le dijo el administrador: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta.» (Evangelio según San Lucas 16, 6)


“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina