Fondare 232 Risultati per: cuatro jinetes

  • En el lado oeste se medirán cuatro mil quinientos codos y habrá tres puertas: las puertas de Gad, Aser y Neftalí. (Ezequiel 48, 34)

  • A estos cuatro jóvenes, Dios les concedió sabiduría e inteligencia, tanto para las letras como para la filosofía. Lo que es Daniel, sabía explicar sueños y visiones. (Daniel 1, 17)

  • Dijo el rey: «Pero yo estoy viendo a cuatro hombres que se pasean libremente en medio del fuego, sin sufrir ningún daño, y el cuarto tiene el aspecto de un hijo de los dioses. (Daniel 3, 92)

  • Daniel tomó la palabra y dijo: «Contemplaba yo en mi visión lo siguiente: los cuatro vientos del cielo agitaron el mar grande, (Daniel 7, 2)

  • y cuatro animales enormes, todos diferentes entre sí, salieron del mar (Daniel 7, 3)

  • Yo seguí mirando y vi otra bestia como un leopardo con cuatro alas en el lomo; tenía cuatro cabezas y se le dio el poder (Daniel 7, 6)

  • «Estas cuatro bestias son cuatro reyes que se levantarán de la tierra. (Daniel 7, 17)

  • El macho cabrío se hizo muy grande, pero cuando estaba en todo su poder, se rompió el gran cuerno y en su lugar despuntaron cuatro enormes cuernos en dirección de los cuatro vientos del cielo. (Daniel 8, 8)

  • éste se rompió y los cuatro cuernos que salieron en su lugar son cuatro reinos que saldrán de su nación, pero no alcanzarán su poder (Daniel 8, 22)

  • Apenas se haya afirmado su reino, será destrozado y repartido a los cuatro vientos del cielo, aunque no entre sus descendientes. No será el mismo poderío que él había establecido, sino que su reino le será arrancado y pasará a otros (Daniel 11, 4)

  • Al acercarse el tiempo del fin, el rey del sur se enfrentará a él; el rey del norte lo atacará con carros, jinetes y numerosas naves, (Daniel 11, 40)

  • Quemen, para dar gracias, panes sin levadura, y anuncien a los cuatro vientos sus ofrendas voluntarias, pues eso les gusta a ustedes, hijos de Israel, dice el Señor Yavé. (Amós 4, 5)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina