Fondare 2374 Risultati per: mar

  • «Ordena a los hijos de Israel que cambien de rumbo y acampen frente a Piajirot, que está entre Migdal y el mar, delante de Baal-Sefón. Al llegar a este lugar levantarán el campamento junto al mar. (Exodo 14, 2)

  • Anunciaron al rey de Egipto que el pueblo de Israel se había marchado. De repente, Faraón y su gente cambiaron de parecer respecto al pueblo. Dijeron: «¿Qué hemos hecho? Dejamos que se fueran los israelitas, y ya no estarán para servirnos.» (Exodo 14, 5)

  • Yavé había endurecido el corazón del rey y, mientras los israelitas se marchaban seguros, él los persiguió. (Exodo 14, 8)

  • Los egipcios, es decir, todos los carros, los caballos, los jinetes y el ejército de Faraón, se lanzaron en su persecución y les dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Piajirot, frente a Baal-Sefón. (Exodo 14, 9)

  • Al aproximarse Faraón, los israelitas pudieron ver que los egipios los estaban persiguiendo. Sintieron mucho miedo y clamaron a Yavé; (Exodo 14, 10)

  • Yavé dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. (Exodo 14, 15)

  • Luego levanta tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco por medio del mar. (Exodo 14, 16)

  • Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar. Se dividieron las aguas. (Exodo 14, 21)

  • Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha. (Exodo 14, 22)

  • Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos. (Exodo 14, 23)

  • Pero Yavé dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos.» (Exodo 14, 26)

  • Moisés extendió su mano sobre el mar. Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios en el mar. (Exodo 14, 27)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina