Fondare 579 Risultati per: muerte de los primogénitos

  • Saúl respondió a Samuel: «Yo hice lo que me ordenó: traje prisionero a Agag, rey de Amalec, y condené a muerte a todos los amalecitas. (1 Samuel 15, 20)

  • Después se retiró Samuel para Ramá, y Saúl a su casa en Guibea de Saúl. Samuel no vio más a Saúl hasta el día de su muerte. Y lloraba por él, porque Yavé se había arrepentido de haberlo hecho rey de Israel. (1 Samuel 15, 34)

  • Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a todos sus servidores su decisión de dar muerte a David; pero Jonatán, que quería mucho a David, se lo fue a decir a éste: (1 Samuel 19, 1)

  • Aquella misma noche, Saúl mandó gente a la casa de David para que lo vigilaran y así poder darle muerte a la mañana siguiente, pero Micol, su esposa, avisó a David: «Si esta noche no te pones a salvo, mañana te matarán.» (1 Samuel 19, 11)

  • Pero Saúl volvió a mandar gente para que lo vieran y se lo trajeran en su cama, pues quería darle muerte. (1 Samuel 19, 15)

  • David replicó: «Tu padre sabe muy bien que yo soy tu amigo. Por eso habrá pensado que es mejor no decirte nada para no apenarte; pero, por Yavé y por tu vida, te aseguro que estoy a un pelo de la muerte.» (1 Samuel 20, 3)

  • Si tu padre está conforme, esto quiere decir que no hay peligro para mí. Pero, si se enoja, será porque quiere mi muerte. (1 Samuel 20, 7)

  • Saúl, al oír esto, tomó su lanza amenazándolo y Jonatán comprendió que su padre tenía resuelta la muerte de David. (1 Samuel 20, 33)

  • Dijo entonces el rey a Doeg: «Acércate tú y da muerte a los sacerdotes.» El edomita Doeg se acercó e hirió de muerte a los sacerdotes; aquel día mató ochenta y cinco hombres que llevaban traje sacerdotal. (1 Samuel 22, 18)

  • Quédate conmigo y no temas, pues quien busca tu muerte, busca la mía, y junto a mí estarás seguro.» (1 Samuel 22, 23)

  • Mira, padre mío, mira, en mi mano tengo la punta de tu manto; si yo pude cortarla y no te di muerte, es porque en mí no hay ni mala intención ni rebeldía. Reconoce, pues, que en nada te he ofendido. Tú, en cambio, andas acechándome para quitarme la vida. ¡Que Dios juzgue entre tú y yo! El me hará justicia, pero lo que es yo, no te levantaré la mano. (1 Samuel 24, 12)

  • Y añadió: «Sólo Yavé puede quitarle la vida, sea que llegue el día de su muerte natural, sea que muera en alguna batalla. (1 Samuel 26, 10)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina