Fondare 588 Risultati per: plagas de Egipto

  • hasta que llegó otro rey a Egipto que no había conocido a José. (Hecho de los Apóstoles 7, 18)

  • He visto cómo maltratan a mi pueblo en Egipto, he oído su llanto y he bajado para liberarlo. Y ahora ven, que te voy a enviar a Egipto.» (Hecho de los Apóstoles 7, 34)

  • Y los hizo salir de aquel país, realizando prodigios y señales en Egipto, en el mar Rojo y en el desierto durante cuarenta años. (Hecho de los Apóstoles 7, 36)

  • Nuestros padres no quisieron obedecerle, lo rechazaron y pensaron volverse a Egipto. (Hecho de los Apóstoles 7, 39)

  • Incluso dijeron a Aarón: "Danos dioses que vayan delante de nosotros, porque no sabemos qué ha sido de este Moisés que nos sacó de Egipto." (Hecho de los Apóstoles 7, 40)

  • El Dios de Israel, nuestro pueblo, eligió a nuestros padres. Hizo que el pueblo se multiplicara durante su permanencia en Egipto, los sacó de allí con hechos poderosos, (Hecho de los Apóstoles 13, 17)

  • ¿Quiénes son esos que, después de haber oído, amargaron a Dios? Todos los que salieron de Egipto gracias a Moisés. (Carta a los Hebreos 3, 16)

  • No será como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos del país de Egipto. Ellos no permanecieron fieles a mi alianza, por lo cual yo también los descuidé, dice el Señor. (Carta a los Hebreos 8, 9)

  • Por la fe José, próximo a su fin, recordó que los hijos de Israel saldrían de Egipto y dio órdenes referentes a sus propios restos. (Carta a los Hebreos 11, 22)

  • Se fijó en que Dios retribuiría a cada uno, y consideró que ser humillado con Cristo tenía más valor que todas las riquezas de Egipto. (Carta a los Hebreos 11, 26)

  • Por la fe abandonó Egipto sin temor al enojo del rey, porque se fijaba en otro enojo, pero invisible. (Carta a los Hebreos 11, 27)

  • Quiero recordarles algo que ya saben, y es que el Señor, después de liberar a su pueblo del país de Egipto, intervino por segunda vez para entregar a la muerte a los que no creyeron. (2º Carta de Pedro 3, 5)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina