Fondare 76 Risultati per: promesa divina

  • Es, además, el primer mandamiento que va acompañado de una promesa: (Carta a los Efesios 6, 2)

  • El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, (Carta a los Filipenses 2, 6)

  • Cuando se dé la señal por la voz del arcángel y la trompeta divina, el mismo Señor bajará del cielo. Y primero resucitarán los que murieron en Cristo. (1º Carta a los Tesalonicenses 4, 16)

  • Tomen el ejemplo de Abrahán. Dios le hizo una promesa que confirmó con juramento y, como no había nadie más grande que Dios por quien jurar, juró invocando su propio Nombre: (Carta a los Hebreos 6, 13)

  • Por eso Dios también confirmó su promesa con un juramento, para demostrar a sus destinatarios que nunca cambiaría su decisión. (Carta a los Hebreos 6, 17)

  • Tenemos, pues, promesa y juramento, dos cosas irrevocables en las que Dios no puede mentir y que nos dan plena seguridad cuando dejamos todo para aferrarnos a nuestra esperanza. (Carta a los Hebreos 6, 18)

  • Por eso Cristo es el mediador de un nuevo testamento o alianza. Por su muerte fueron redimidas las faltas cometidas bajo el régimen de la primera alianza, y desde entonces la promesa se cumple en los que Dios llame para la herencia eterna. (Carta a los Hebreos 9, 15)

  • Es necesario que sean constantes en hacer la voluntad de Dios, para que consigan su promesa. (Carta a los Hebreos 10, 36)

  • La fe hizo que se quedara en la tierra prometida, que todavía no era suya. Allí vivió en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, a los que beneficiaba la misma promesa. (Carta a los Hebreos 11, 9)

  • Por la fe Abrahán fue a sacrificar a Isaac cuando Dios quiso ponerlo a prueba; estaba ofreciendo al hijo único que debía heredar la promesa, (Carta a los Hebreos 11, 17)

  • Todos éstos merecieron que se recordara su fe, pero no por eso consiguieron el objeto de la promesa. (Carta a los Hebreos 11, 39)

  • Por ellas nos ha concedido lo más grande y precioso que se pueda ofrecer: ustedes llegan a ser partícipes de la naturaleza divina, escapando de la corrupción que en este mundo va a la par con el deseo. (2º Carta de Pedro 1, 4)


“O amor sem temor torna-se presunção.” São Padre Pio de Pietrelcina