Fondare 37 Risultati per: siente
El malhechor huye cuando nadie lo persigue, el justo en cambio se siente más seguro que el león. (Proverbios 28, 1)
Pues vi bajo el sol otra cosa absurda: Un hombre solo, que no tiene a nadie, ni hijos ni hermanos, y que no deja de extenuarse trabajando, nunca se siente lo bastante rico. Pero ¿para quién trabaja, para quién son esas privaciones? Ese es un mal negocio y que no tiene sentido. (Eclesiastés (Qohelet) 4, 7)
No dejes que tu espíritu ceda a la cólera: la cólera se siente a gusto en el tonto. (Eclesiastés (Qohelet) 7, 9)
Pues mientras uno se cuenta entre los vivos, se siente seguro: "Perro vivo vale más que león muerto". (Eclesiastés (Qohelet) 9, 4)
Cuando uno cree haber terminado, no hace más que empezar; cuando se detiene en ellas, se siente sobrepasado. (Sirácides (Eclesiástico) 18, 7)
Hay nueve cosas que considero hermosas, y a esas añadiría una décima: el que se siente feliz con sus hijos; el que ve antes de morir la ruina de sus enemigos. (Sirácides (Eclesiástico) 25, 7)
lo mismo pasa con la ofrenda a un ídolo: ¿para qué, si ni come ni siente? Eso le pasa a un hombre perseguido por el Señor: (Sirácides (Eclesiástico) 30, 19)
El relámpago se siente antes que el trueno: lo mismo la disposición para escuchar al hombre modesto. (Sirácides (Eclesiástico) 32, 10)
Los alaridos han despertado toda la tierra de Moab; el griterío se siente hasta en Eglaim y su eco hasta en Beer-Elim. Las lagunas de Dimón están rojas de sangre. pues mando un nuevo castigo sobre Dimón: envío un león contra los sobrevivientes de Moab y contra aquellos que queden en el país. (Isaías 15, 8)
Los muertos están tirados por las calles, y se siente la fetidez de sus cadáveres. Los montes chorrean sangre, (Isaías 34, 3)
El herrero trabaja con la fragua y a martillazos da forma a su obra; la trabaja con la fuerza de sus brazos. Siente hambre y se cansa y se agota. (Isaías 44, 12)
Desde Dan se siente el resuello de sus caballos; al relincho sonoro de sus corceles, toda la tierra tiembla. Vienen a comerse el país y sus bienes, la ciudad y sus habitantes.» (Jeremías 8, 16)