Fondare 280 Risultati per: trabajo en bronce

  • Siguiendo una revelación, fui para exponerles el evangelio que anuncio a los paganos. Me entrevisté con los dirigentes en una reunión privada, no sea que estuviese haciendo o hubiera hecho un trabajo que no sirve. (Carta a los Gálatas 2, 2)

  • Hagan su trabajo con empeño, por el Señor y no por los hombres, (Carta a los Efesios 6, 7)

  • Y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo el día de Cristo Jesús. (Carta a los Filipenses 1, 6)

  • Pero veo que, mientras estoy en este cuerpo, mi trabajo da frutos, de modo que ya no sé qué escoger. (Carta a los Filipenses 1, 22)

  • Me pareció necesario devolverles a nuestro hermano Epafrodito, que trabajó y luchó a mi lado, y al que ustedes enviaron para que atendiera mis necesidades. (Carta a los Filipenses 2, 25)

  • Este es mi trabajo, al que me entrego con la energía que viene de Cristo y que obra poderosamente en mí. (Carta a los Colosenses 1, 29)

  • Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres. (Carta a los Colosenses 3, 23)

  • Por eso no pude esperar más y envié a Timoteo para tener noticias de la fe, no fuera que el Tentador los hubiera hecho tropezar, resultando inútil nuestro trabajo. (1º Carta a los Tesalonicenses 3, 5)

  • Así el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno. (2º Carta a Timoteo 3, 17)

  • Por eso debes estar siempre alerta. No hagas caso de tus propias penas; dedícate a tu trabajo de evangelizador; cumple bien tu ministerio. (2º Carta a Timoteo 4, 5)

  • Carta de Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo nuestro hermano, a Filemón, nuestro querido compañero de trabajo, (Carta a Filemon 1, 1)

  • sus pies son como bronce pulido acrisolado en el horno; su voz resuena como estruendo de grandes olas. (Apocalipsis 1, 15)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina