Fondare 123 Risultati per: Derecha

  • y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. (Lucas 22, 50)

  • Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. (Lucas 23, 33)

  • Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. (Juan 18, 10)

  • El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. (Juan 21, 6)

  • porque dice de él David: Veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha, para que no vacile. (Hechos 2, 25)

  • Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, (Hechos 3, 7)

  • en la palabra de verdad, en el poder de Dios; mediante las armas de la justicia: las de la derecha y las de la izquierda; (II Corintios 6, 7)

  • Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza. (Apocalipsis 1, 16)

  • Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí diciendo: «No temas, soy yo, el Primero y el Ultimo, (Apocalipsis 1, 17)

  • La explicación del misterio de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha y de los siete candeleros de oro es ésta: las siete estrellas son los Angeles de las siete Iglesias, y los siete candeleros son las siete Iglesias. (Apocalipsis 1, 20)

  • Al Angel de la Iglesia de Efeso, escribe: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina entre los siete candeleros de oro. (Apocalipsis 2, 1)

  • Vi también en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro, escrito por el anverso y el reverso, sellado con siete sellos. (Apocalipsis 5, 1)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina