Fondare 158 Risultati per: Juicio

  • porque todavía no has escapado del juicio del Dios que todo lo puede y todo lo ve. (II Macabeos 7, 35)

  • Pues ahora nuestros hermanos, después de haber soportado una corta pena por una vida perenne, cayeron por la alianza de Dios; tú, en cambio, por el justo juicio de Dios cargarás con la pena merecida por tu soberbia. (II Macabeos 7, 36)

  • Arrebatado de furor, pensaba vengar en los judíos la afrenta de los que le habían puesto en fuga, y por eso ordenó al conductor que hiciera avanzar el carro sin parar hasta el término del viaje. Pero ya el juicio del Cielo se cernía sobre él, pues había hablado así con orgullo: «En cuanto llegue a Jerusalén, haré de la ciudad una fosa común de judíos.» (II Macabeos 9, 4)

  • Como sus dolores de ninguna forma se calmaban, pues había caído sobre él el justo juicio de Dios, desesperado de su estado, escribió a los judíos la carta copiada a continuación, en forma de súplica, con el siguiente contenido: (II Macabeos 9, 18)

  • Pero Lisias no era hombre sin juicio. Reflexionando sobre la derrota que acababa de sufrir, y comprendiendo que los hebreos eran invencibles porque el Dios poderoso luchaba con ellos, (II Macabeos 11, 13)

  • cuando ví, en el grupo de los simples, distinguí entre los muchachos a un joven falto de juicio: (Proverbios 7, 7)

  • «Si alguno es simple, véngase acá.» Y al falto de juicio le dice: (Proverbios 9, 4)

  • «Si alguno es simple, véngase acá» y al falto de juicio le dice: (Proverbios 9, 16)

  • Oráculo en los labios del rey: en el juicio no comete falta su boca. (Proverbios 16, 10)

  • No es bueno tener miramientos con el malo, para quitar, en el juicio, la razón al justo. (Proverbios 18, 5)

  • También esto pertenece a los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no está bien. (Proverbios 24, 23)

  • no te apresures a llevarlo a juicio; pues ¿qué harás a la postre cuando tu prójimo te confunda? (Proverbios 25, 8)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina