Fondare 682 Risultati per: Manos

  • No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu mosto o de tu aceite, ni los primogénitos de tu ganado mayor o menor, ninguna de tus ofrendas votivas o de tus ofrendas voluntarias, ni las ofrendas reservadas de tus manos. (Deuteronomio 12, 17)

  • Al dejarle libre, no le mandarás con las manos vacías; (Deuteronomio 15, 13)

  • Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante Yahveh tu Dios, en el lugar elegido por él: en la fiesta de los Azimos, en la fiesta de las Semanas, y en la fiesta de las Tiendas. Nadie se presentará ante Yahveh con las manos vacías; (Deuteronomio 16, 16)

  • los ancianos de su ciudad mandarán a prenderle allí, y le entregarán en manos del vengador de sangre, para que muera. (Deuteronomio 19, 12)

  • Yahveh tu Dios la entregará en tus manos, y pasarás a filo de espada a todos sus varones; (Deuteronomio 20, 13)

  • Todos los ancianos de la ciudad mas proxima al hombre muerto se lavarán las manos en el torrente, sobre la becerra desnucada. (Deuteronomio 21, 6)

  • Y pronunciarán estas palabras: «Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada. (Deuteronomio 21, 7)

  • Cuando vayas a la guerra contra tus enemigos, y Yahveh tu Dios los entregue en tus manos y te lleves sus cautivos, (Deuteronomio 21, 10)

  • Maldito el hombre que haga un ídolo esculpido o fundido, abominación de Yahveh, obra de manos de artífice, y lo coloque en un lugar secreto. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 15)

  • tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos se consumirán mirando todos los días hacia ellos, pero tus manos no podrán hacer nada. (Deuteronomio 28, 32)

  • Para Judá dijo esto: Escucha, Yahveh, la voz de Judá y guíale hacia su pueblo. Sus manos le defenderán y tú serás su auxilio contra sus enemigos. (Deuteronomio 33, 7)

  • Bendice, Yahveh, su vigor, y acepta la obra de sus manos. Rompe los lomos a sus adversarios y a sus enemigos, que no se levanten. (Deuteronomio 33, 11)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina