Fondare 278 Risultati per: Salomón

  • Salomón se sentó en el trono de David su padre y el reino se afianzó sólidamente en su mano. (I Reyes 2, 12)

  • Adonías, hijo de Jagguit, fue donde Betsabé, madre de Salomón. Ella dijo: «¿Es de paz tu venida?» Respondió: « De paz.» (I Reyes 2, 13)

  • Dijo: «Habla, por favor, al rey Salomón, que no te rechazará, para que me dé a Abisag la sunamita por mujer.» (I Reyes 2, 17)

  • Betsabé contestó: «Está bien. Hablaré al rey Salomón por ti.» (I Reyes 2, 18)

  • Entró Betsabé donde el rey Salomón para hablarle acerca de Adonías. Se levantó el rey, fue a su encuentro y se postró ante ella, y se sentó después en su trono; pusieron un trono para la madre del rey y ella se sentó a su diestra. (I Reyes 2, 19)

  • El rey Salomón respondió a su madre: «¿Por qué pides tú a Abisag la sunamita para Adonías? Pues ya pide el reino para él, pues es mi hermano mayor y tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia.» (I Reyes 2, 22)

  • Y el rey Salomón juró por Yahveh: «Esto me haga Dios y esto me añada, si Adonías no ha dicho esta palabra a costa de su vida. (I Reyes 2, 23)

  • El rey Salomón encargó de ello a Benaías, hijo de Yehoyadá, que le hirió y murió. (I Reyes 2, 25)

  • Y expulsó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Yahveh cumpliendo la palabra que Yahveh pronunció contra la casa de Elí en Silo. (I Reyes 2, 27)

  • Avisaron al rey Salomón: «Joab se ha refugiado en la Tienda de Yahveh y está al lado del altar.» Envió Salomón a decir a Joab: «¿Qué te sucede, que te refugias en el altar?» Respondió Joab: «He tenido miedo de ti y me he refugiado junto a Yahveh.» Envió Salomón a Benaías, hijo de Yehoyadá, con esta orden: «Vete y mátale.» (I Reyes 2, 29)

  • Avisaron a Salomón: «Semeí ha ido de Jerusalén a Gat y ha vuelto.» (I Reyes 2, 41)

  • mientras el rey Salomón será bendito y el trono de David permanecerá ante Yahveh para siempre.» (I Reyes 2, 45)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina