Fondare 25 Risultati per: Sano

  • Cántico de Ezequías, rey de Judá cuando estuvo enfermo y sanó de su mal: (Isaías 38, 9)

  • Por eso, así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy yo contra Faraón, rey de Egipto; quebraré sus brazos, el que está sano y el que está roto, y haré que la espada caiga de su mano. (Ezequiel 30, 22)

  • «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; (Mateo 6, 22)

  • Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. (Mateo 8, 8)

  • Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora sanó el criado. (Mateo 8, 13)

  • Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento. (Mateo 17, 18)

  • Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. (Marcos 5, 15)

  • por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado. (Lucas 7, 7)

  • Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano. (Lucas 7, 10)

  • Salieron, pues, a ver lo que había occurido y, llegando donde Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor. (Lucas 8, 35)

  • La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu cuerpo está a oscuras. (Lucas 11, 34)

  • El le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano." (Lucas 15, 27)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina