Fondare 113 Risultati per: Sucedió
Aún no habían transcurrido cuarenta días, cuando Senaquerib fue asesinado por sus dos hijos, que huyeron luego hacia los montes Ararat. Le sucedió su hijo Asarjaddón. Asarjaddón puso a Ajikar, hijo de mi hermano Anael, al frente de las finanzas de su reino, de modo que dirigía toda la administración. (Tobías 1, 21)
Sucedió aquel mismo día, que también Sarra, hija de Ragüel, el de Ecbátana de Media, fue injuriada por una de las esclavas de su padre, (Tobías 3, 7)
«Verdad es que no hay en nuestro tiempo ni en nuestros días tribu, familia, pueblo o ciudad de las nuestras que se postre ante dioses hechos por mano de hombre, como sucedió en otros tiempos, (Judit 8, 18)
Mientras tanto, sucedió que los habitantes de Tarso y de Malos se sublevaron por haber sido cedidas sus ciudades como regalo a Antioquida, la concubina del rey. (II Macabeos 4, 30)
Sucedió que durante cerca de cuarenta días aparecieron en toda la ciudad, corriendo por los aires, jinetes vestidos de oro, tropas armadas distribuidas en cohortes, (II Macabeos 5, 2)
Sucedió también que siete hermanos apresados junto con su madre, eran forzados por el rey, flagelados con azotes y nervios de buey, a probar carne de puerco (prohibida por la Ley). (II Macabeos 7, 1)
Sucedió por este tiempo que Antíoco hubo de retirarse desordenadamente de las regiones de Persia. (II Macabeos 9, 1)
En efecto, habiendo entrado en la ciudad llamada Persépolis, pretendió saquear el santuario y oprimir la ciudad; ante ello, la muchedumbre sublevándose acudió a las armas y le puso en fuga; y sucedió que Antíoco, ahuyentado por los naturales del país, hubo de emprender una vergonzosa retirada. (II Macabeos 9, 2)
Pero él de ningún modo cesaba en su arrogancia; estaba lleno todavía de orgullo, respiraba el fuego de su furor contra los judíos y mandaba acelerar la marcha. Pero sucedió que vino a caer de su carro que corría velozmente y, con la violenta caída, todos los miembros de su cuerpo se le descoyuntaron. (II Macabeos 9, 7)
y sucedió que cayeron algunos de los judíos que les habían presentado batalla. (II Macabeos 12, 34)
Y sucedió que con tal suplicio murió aquel inicuo Menelao que ni siquiera tuvo la suerte de encontrar la tierra que le recibiera. (II Macabeos 13, 7)
cuando el día despuntaba. Todo ello sucedió, gracias a la protección que el Señor había brindado a Judas. (II Macabeos 13, 17)