Fondare 34 Risultati per: borde

  • Cuando cosechéis la mies de vuestra tierra, no siegues hasta el borde de tu campo, ni espigues los restos de tu mies; los dejarás para el pobre y para el forastero. Yo, Yahveh, vuestro Dios. (Levítico 23, 22)

  • Desde Aroer, al borde del valle del Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad inaccesible para nosotros; Yahveh nuestro Dios nos las entregó todas. (Deuteronomio 2, 36)

  • desde Aroer, que está situada al borde del valle del Arnón, hasta el monte Siryón (esto es, el Hermón) - (Deuteronomio 4, 48)

  • Nadie tomará a la mujer de su padre, no retirará el borde del manto de su padre. (Deuteronomio 23, 1)

  • Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque descubre el borde del manto de su padre. - Y todo el pueblo dirá: Amén. (Deuteronomio 27, 20)

  • Dijo: «¿Quien eres tú?», y ella respondió: «Soy Rut tu sierva. Extiende sobre tu sierva el borde de tu manto, porque tienes derecho de rescate.» (Rut 3, 9)

  • Hizo el Mar de metal fundido que tenía diez codos de borde a borde; era enteramente redondo, y de cinco codos de altura; un cordón de treinta codos medía su contorno. (I Reyes 7, 23)

  • Debajo del borde había calabazas todo en derredor; daban vuelta al Mar a largo de treinta codos; había dos filas de calabazas fundidas en una sola pieza. (I Reyes 7, 24)

  • Su espesor era de un palmo y su borde era como el borde del cáliz de la flor de la azucena. Contenía 2.000 medidas. (I Reyes 7, 26)

  • Habitaban, asimismo, al oriente hasta el borde del desierto que se extiende desde el río Eufrates, pues sus ganados se habían multiplicado en la tierra de Galaad. (I Crónicas 5, 9)

  • Hizo el Mar de metal fundido, de diez codos de borde a borde. Era enteramente redondo y de cinco codos de alto. Un cordón de treinta codos medía su contorno. (II Crónicas 4, 2)

  • Debajo del borde había en todo el contorno unas como figuras de bueyes, diez por cada codo, colocadas en dos órdenes, fundidas en una sola masa. (II Crónicas 4, 3)


O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina