Fondare 2394 Risultati per: mar

  • Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que me tomó de mi casa paterna y de mi patria, y que me habló y me juró, diciendo: "A tu descendencia daré esta tierra", él enviará su Angel delante de ti, y tomarás de allí mujer para mi hijo. (Génesis 24, 7)

  • Tomó el siervo diez camellos de los de su señor y de las cosas mejores de su señor y se puso en marcha hacia Aram Naharáyim, hacia la ciudad de Najor. (Génesis 24, 10)

  • En cuanto a mí, mi señor me ha tomado juramento, diciendo: "No tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuyo país resido. (Génesis 24, 37)

  • ¡Como no vayas a casa de mi padre y a mi parentela a tomar mujer para mi hijo...!" (Génesis 24, 38)

  • Y él me dijo: "Yahveh, en cuya presencia he andado, enviará su Angel contigo, y dará éxito a tu viaje, y así tomarás mujer para mi hijo de mi parentela y de la casa de mi padre. (Génesis 24, 40)

  • y postrándome adoré a Yahveh, y bendije a Yahveh, el Dios de mi señor Abraham, que me había puesto en el buen camino para tomar a la hija del hermano de mi señor para su hijo. (Génesis 24, 48)

  • Luego comieron y bebieron, él y los hombres que le acompañaban, y pasaron la noche. Por la mañana se levantaron, y él dijo: «Permitidme que marche donde mi señor.» (Génesis 24, 54)

  • Llamaron, pues, a Rebeca, y le dijeron: «¿Qué? ¿te vas con este hombre?» «Me voy», contestó ella. (Génesis 24, 58)

  • Abraham volvió a tomar otra mujer, llamada Queturá. (Génesis 25, 1)

  • Salió el primero, rubicundo todo él, como una pelliza de zalea, y le llamaron Esaú. (Génesis 25, 25)

  • las cuales fueron amargura para Isaac y Rebeca. (Génesis 26, 35)

  • Al oír Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y por extremo amargo, y dijo a su padre: «¡Bendíceme también a mí, padre mío!» (Génesis 27, 34)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina