Fondare 70 Risultati per: mitad

  • Pero la tropa dijo: «No debes salir, porque si nosotros tenemos que huir, no tendría importancia; aunque muriera la mitad de nosotros no tendría importancia; pero tú eres como 10.000 de nosotros. Es mejor que puedas venir en nuestra ayuda desde la ciudad.» (II Samuel 18, 3)

  • Siguió el rey hacia Guilgal y Kimham pasó con él. Iba con el rey todo el pueblo de Judá y la mitad del pueblo de Israel. (II Samuel 19, 41)

  • Dijo el rey: «Partid en dos al niño vivo y dad una mitad a una y otra a la otra». (I Reyes 3, 25)

  • No daba yo crédito a lo que se decía hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos, y hallo que no dijeron ni la mitad. Tu sabiduría y tu prosperidad superan todo lo que oí decir. (I Reyes 10, 7)

  • Dijo el hombre de Dios al rey: «Aunque me dieras la mitad de tu casa no entraré contigo y no comeré ni beberé agua en este lugar, (I Reyes 13, 8)

  • Su servidor Zimrí, jefe de la mitad de los carros, conspiró contra él, cuando estaba en Tirsá bebiendo hasta emborracharse, en casa de Arsá, que estaba al frente de la casa de Tirsá. (I Reyes 16, 9)

  • Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos mitades; una mitad del pueblo siguió a Tibní, hijo de Guinat, para hacerle rey; la otra mitad a Omrí. (I Reyes 16, 21)

  • Sobal, padre de Quiryat Yearim, tuvo por hijos a Haroé, es decir, la mitad de los manajatitas (I Crónicas 2, 52)

  • Hijos de Salmá: Belén y los netofatíes, Atrot Bet Joab, la otra mitad de los manajatitas, los soríes (I Crónicas 2, 54)

  • No daba yo crédito a lo que se decía, hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos; y encuentro que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría, pues tú superas todo lo que oí decir. (II Crónicas 9, 6)

  • A continuación reparó Refaías, hijo de Jur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén. (Nehemías 3, 9)

  • A continuación de éstos reparó, con sus hijos, Sallum, hijo de Hallojés, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén. (Nehemías 3, 12)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina