Fondare 224 Risultati per: obra del alfarero

  • De igual modo todo obrero o artesano, que trabaja día y noche; los que graban las efigies de los sellos, y su afán se centra en variar los detalles; ponen todo su corazón en igualar el modelo y gastan sus vigilias en rematar la obra. (Eclesiástico 38, 27)

  • De igual modo el alfarero sentado a su tarea y dando a la rueda con sus pies, preocupado sin cesar por su trabajo, toda su actividad concentrada en el número; (Eclesiástico 38, 29)

  • El sol mira a todo iluminándolo, de la gloria del Señor está llena su obra. (Eclesiástico 42, 16)

  • El sol apareciendo proclama a su salida: «¡Qué admirable la obra del Altísimo!» (Eclesiástico 43, 2)

  • y vestimenta sacra, de oro y de jacinto y de púrpura, obra de bordador, y pectoral del juicio, el Urim y el Tummim, hilado de escarlata, obra de artista; (Eclesiástico 45, 10)

  • piedras preciosas, grabadas como sellos, en engaste de oro, obra de joyero, para memorial por la escritura grabada, según el número de las tribus de Israel; (Eclesiástico 45, 11)

  • corona de oro por encima de la tiara, inscripción del sello de consagración, prestigio de honor, obra magnífica, delicia de los ojos este adorno. (Eclesiástico 45, 12)

  • Ejecutad vuestra obra antes del momento fijado, y él os dará a su tiempo vuestra recompensa. Firma: Sabiduría de Jesús, hijo de Sirá. (Eclesiástico 51, 30)

  • se llenó su tierra de ídolos, ante la obra de sus manos se inclinan, ante lo que hicieron sus dedos. (Isaías 2, 8)

  • Sólo hay arpas y cítaras, pandero y flauta en sus libaciones, y no contemplan la obra de Yahveh, no ven la acción de sus manos. (Isaías 5, 12)

  • pues le bendecirá Yahveh Sebaot diciendo: «Bendito sea mi pueblo Egipto, la obra de mis manos Asur, y mi heredad Israel.» (Isaías 19, 25)

  • ¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga la obra a su hacedor: «No me ha hecho», y la vasija diga de su alfarero: «No entiende el oficio?» (Isaías 29, 16)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina