Fondare 330 Risultati per: Cristo resucitado

  • Pues si participamos grandemente en los sufrimientos de Cristo, también gracias a Cristo recibimos un gran consuelo. (II Corintios 1, 5)

  • Dios es el que a nosotros y a vosotros nos mantiene firmes en Cristo y nos ha consagrado. (II Corintios 1, 21)

  • Al que perdonáis, yo también lo perdono; lo que yo perdono, si es que tengo algo que perdonar, lo perdono por amor a vosotros y en la presencia de Cristo; (II Corintios 2, 10)

  • Llegué a Tróade para anunciar el evangelio de Cristo; y, aunque se me presentó una ocasión propicia para trabajar por el Señor, (II Corintios 2, 12)

  • Gracias sean dadas a Dios, que siempre nos hace triunfar en Cristo y descubre en todo lugar, mediante nosotros, la fragancia de su conocimiento. (II Corintios 2, 14)

  • Porque somos el perfume que Cristo ofrece a Dios, tanto para los que se salvan como para los que se pierden: (II Corintios 2, 15)

  • Nosotros no hacemos negocio con la palabra de Dios, como hacen muchos, sino que la predicamos con sinceridad, de parte de Dios, en presencia de Dios, en unión con Cristo. (II Corintios 2, 17)

  • pues es claro que vosotros sois una carta de Cristo redactada por mí y escrita, no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne, en vuestros corazones. (II Corintios 3, 3)

  • Tal es la confianza que, gracias a Cristo, tenemos ante Dios. (II Corintios 3, 4)

  • Pero sus entendimientos se embotaron, y aquel velo permanece de tal modo que les impide comprender el Antiguo Testamento, y no se dan cuenta de que Cristo ha descorrido ya el velo. (II Corintios 3, 14)

  • para los incrédulos, cuyas inteligencias cegó el dios de este siglo para que no brille el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios. (II Corintios 4, 4)

  • Pues el mismo Dios, que dijo: Brille la luz de entre las tinieblas, iluminó nuestros corazones para que brille el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo. (II Corintios 4, 6)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina