Fondare 84 Risultati per: Malo

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor y cometió los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos. (II Reyes 13, 2)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor y no se apartó de los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, sino que caminó por ellos. (II Reyes 13, 11)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor y no se apartó de todos los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, había hecho pecar a Israel. (II Reyes 14, 24)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como habían hecho sus antepasados, y no se apartó de los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, había hecho pecar a Israel. (II Reyes 15, 9)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor y no se apartó de los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel. (II Reyes 15, 18)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor y no se apartó de los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel. (II Reyes 15, 24)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor y no se apartó de los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel. (II Reyes 15, 28)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, pero no tanto como los reyes de Israel que le habían precedido. (II Reyes 17, 2)

  • Pasaron a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron adivinaciones y encantamientos y se entregaron a hacer todo lo que es malo a los ojos del Señor, provocando así su indignación. (II Reyes 17, 17)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, imitando las prácticas horrendas de las gentes que el Señor había echado ante los israelitas. (II Reyes 21, 2)

  • porque han hecho lo que es malo a mis ojos, y han provocado mi indignación, desde el día que salieron sus padres de Egipto hasta el presente". (II Reyes 21, 15)

  • Además, Manasés vertió muchísima sangre inocente, hasta anegar Jerusalén de extremo a extremo, aun prescindiendo del pecado que hizo cometer a Judá haciendo lo que es malo a los ojos del Señor. (II Reyes 21, 16)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina