Fondare 161 Risultati per: culto a Baal

  • Fueron destruidos en su presencia los altares de Baal y los cipos que había sobre ellos. Rompió las imágenes de Aserá, los ídolos y las estatuas; los hizo polvo y lo esparció sobre las tumbas de quienes les habían ofrecido sacrificios. (II Crónicas 34, 4)

  • Los utensilios que se te han entregado para el culto del templo de tu Dios, ponlos tú mismo delante de tu Dios, en Jerusalén. (Esdras 7, 19)

  • Nos impusimos además las siguientes obligaciones: dar un tercio de siclo al año para el culto del templo de nuestro Dios, (Nehemías 10, 33)

  • así como los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está prescrito en la ley; los primogénitos de nuestras reses vacunas y de nuestro ganado menor, para presentarlos en el templo de nuestro Dios a los sacerdotes encargados del culto del templo de nuestro Dios; (Nehemías 10, 37)

  • Hacía poco que habían vuelto del destierro, que el pueblo judío se había reunificado y que los objetos del culto, el altar y el templo habían sido purificados de su profanación. (Judit 4, 3)

  • Abandonaron el culto de sus padres y adoraron al Dios del cielo, al que reconocían. Arrojados por sus padres de la presencia de sus dioses, huyeron a Mesopotamia, donde residieron largo tiempo. (Judit 5, 8)

  • porque hemos dado culto a sus dioses. Justo eres, Señor. (Ester 14, 7)

  • cuando se congreguen a una los pueblos y los reyes para dar culto al Señor. (Salmos 102, 23)

  • Se hicieron luego esclavos de Baal Fegor, comieron los sacrificios de los muertos; (Salmos 106, 28)

  • Muchos israelitas aceptaron su culto, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. (I Macabeos 1, 43)

  • Entrego como obsequio Tolemaida y su territorio al templo de Jerusalén para cubrir los gastos del culto. (I Macabeos 10, 39)

  • Él: Salomón tenía una viña en Baal-Hamón, la encomendó a sus guardas. Cada uno tenía que pagarle por sus frutos mil monedas de plata... (Cantar 8, 11)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina