21. el Macabeo, al ver la muchedumbre que tenía delante, el aparato de las diversas armas y su ferocidad, levantó las manos al cielo e invocó al Dios que hace maravillas; pues bien sabía que la victoria no depende de las armas, sino de aquel que la concede a quien ve digno de ella.





“Quando Jesus vem a nós na santa comunhão, encontra alegria em Sua criatura. Por nossa parte, procuremos Nele a nossa alegria.” São Padre Pio de Pietrelcina