31. que no haya turbación ni remordimiento en el corazón de mi señor por haber derramado sangre inocente y haberse tomado mi señor la justicia por su mano; y cuando Yahveh haya favorecido a mi señor. acuérdase de tu sierva.»





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina