II Corintios, 6

La Biblia de Jerusalén

1 Y como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios.

2 Pues dice él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación.

3 A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio,

4 antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios: con mucha constancia en tribulaciones, necesidades, angustias;

5 en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos;

6 en pureza, ciencia, paciencia, bondad; en el Espíritu Santo, en caridad sincera,

7 en la palabra de verdad, en el poder de Dios; mediante las armas de la justicia: las de la derecha y las de la izquierda;

8 en gloria e ignominia, en calumnia y en buena fama; tenidos por impostores, siendo veraces;

9 como desconocidos, aunque bien conocidos; como quienes están a la muerte, pero vivos; como castigados, aunque no condenados a muerte;

10 como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos.

11 ¡Corintios!, os hemos hablado con toda franqueza; nuestro corazón se ha abierto de par en par.

12 No está cerrado nuestro corazón para vosotros; los vuestros sí que lo están para nosotros.

13 Correspondednos; os hablo como a hijos; abríos también vosotros.

14 ¡No unciros en yugo desigual con los infieles! Pues ¿qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas?

15 ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué participación entre el fiel y el infiel?

16 ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

17 Por tanto, salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor. No toquéis cosa impura, y yo os acogeré.

18 Yo seré para vosotros padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso.




Versículos relacionados com II Corintios, 6:

El Capítulo 6 de 2 Corintios se ocupa de temas relacionados con el ministerio cristiano y la comunión con Dios. Pablo habla sobre la necesidad de separarse del mundo y vivir una vida consagrada a Dios, enfatizando la importancia de la gracia de Dios para ello. También describe los desafíos y dificultades que enfrenta como apóstol, pero destaca la esperanza y la victoria que tiene en Cristo.

2 Corintios 6:1-2- "Y, trabajando con él con él, también le instamos a que no reciba la gracia de Dios en vano (porque dice, escucho en un tiempo aceptable y lo ayude el día de la salvación ; Aquí ahora el momento aceptable, aquí está ahora el día de la salvación) ". Pablo enfatiza la importancia de recibir la gracia de Dios y arrepentirse de manera oportuna, destacando la urgencia de la salvación.

2 Corintios 6:14 - "¿No te adjunten a un yugo desigual con los no creyentes; porque la sociedad tiene justicia con injusticia? Paul advierte a los corintios que no se unan a los no creyentes en sus esfuerzos ministeriales o en sus vidas personales, enfatizando la necesidad de mantener una separación del mundo.

2 Corintios 6:17 - "Así que los dejé, y aparte, di el Señor; y no tocas nada sucio, y te recibiré". Pablo cita a Isaías para enfatizar la importancia de separarse del mundo y ser consagrado a Dios, afirmando que esto dará como resultado una comunión más profunda con él.

2 Corintios 6:4-5- "Pero en todo lo que nos recomendamos como ministros de Dios; con mucha paciencia, aflicciones, necesidades, angustia, en el látigo, en las cárceles, los disturbios, la obra, la vigilia, en los ayunos". Pablo describe los desafíos que enfrenta como apóstol, incluida la persecución y las dificultades, enfatizando la necesidad de perseverancia y recomendándose como ministro de Dios.

2 Corintios 6:18 - "Y seré con tu padre, y serás hijos e hijas para mí, me dice el Señor Todopoderoso". Pablo termina el capítulo con una cita de Isaías, enfatizando la promesa de que aquellos que se separan del mundo y se consagran a Dios serán considerados niños e hijas suyos.



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