13. miró, y vio al rey en pie junto a la columna, a la entrada, y a los jefes y las trompetas junto al rey, a todo el pueblo de la tierra, lleno de alegría, que tocaba las trompetas, y a los cantores que, con instrumentos de música, dirigían los cánticos de alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: «¡Traición, traición!»





“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina