38. Por temor a ellos huyeron los habitantes de Jerusalén, que se convirtieron en una colonia de extranjeros. Sus hijos se sentían extranjeros en ella y llegaron a abandonarla.





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina