10. Jabés invocó al Dios de Israel, exclamando: «Si de verdad me bendices, se ensancharán mis términos, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción.» Y le concedió Dios lo que pedía.





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina