27. Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración.





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina