Daniel, 3

67. Frío y ardor aalábenlo y ensálcenlo eternamente

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El Capítulo 3 del Libro de Daniel cuenta la historia de los tres jóvenes hebreos, Sadrach, Mesaque y Abednego, quienes se negaron a adorar la estatua de oro hecha por el rey Nabucodonosor. Fueron arrojados al horno ardiente, pero fueron protegidos por Dios y se fueron ilesos. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en este capítulo:

Isaías 43:2: "Cuando cruces las aguas, estaré contigo; cuando cruces los ríos, no lo cubrirán. Cuando camines por el fuego, no te quemarás; las llamas no lo dejarán en brasas " Este versículo habla de la presencia de Dios con aquellos que confían en él en medio de las dificultades y la adversidad, lo cual se ejemplifica en la historia de los tres jóvenes hebreos en el horno.

1 Corintios 10:13: "Ninguna tentación los ha afectado, excepto lo que es común para los hombres. Y Dios es fiel; no te permitirá ser tentado más allá de lo que pueden soportar. Pero cuando estén tentados, les proporcionará un escape, para que puedan soportarlo ". Este versículo habla de la fidelidad de Dios para ayudarnos a soportar la tentación, y los tres jóvenes hebreos son un ejemplo de cómo Dios puede ayudarnos a resistir la presión para ceder ante la idolatría.

Éxodo 20:3: "No tendrás otros dioses delante de mí". Este versículo es el primero de los diez mandamientos y aborda el tema de adoración de Dios exclusivamente. Es un principio que los tres hebreos han seguido, incluso frente a la amenaza de la muerte, y nos desafía a hacer lo mismo en nuestras vidas.

Hechos 5:29: "Pedro y los otros apóstoles respondieron:" Debemos obedecer a Dios como gobernante ante los hombres ". Este versículo es parte de la respuesta de Peter y los apóstoles a las autoridades que intentaron evitar su predicación. Es un ejemplo de cómo debemos elegir obedecer a Dios, incluso si eso significa desobedecer a las autoridades humanas.

2 Timothy 1:7: "Porque Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y auto -control". Este versículo habla del poder que Dios nos da para resistir el miedo y la presión del cumplimiento de las expectativas de la sociedad. Los tres jóvenes hebreos demostraron este poder resistiendo la orden del rey Nabucodonosor para adorar la estatua dorada.