Ezequiel, 11

1. En seguida el Espíritu me llevó a la puerta de la Casa de Yavé que mira al este. A la entrada de la puerta había veinticinco hombres entre los cuales divisé a Jezanías, hijo de Azur y a Peltía, hijo de Banaías, jefes del pueblo.

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Ezequiel 11 es un capítulo que se ocupa del castigo divino que se destinaría a los líderes de Israel debido a su corrupción e infidelidad. El Profeta recibe una visión en la que lo llevan a la entrada del Templo en Jerusalén y ve a los líderes conspirando contra la gente. Dios luego anuncia que los castigará con la destrucción de la ciudad y el exilio de la gente. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas cubiertos en Ezequiel 11:

Isaías 1:23: "Tus príncipes son rebeldes y compañeros de ladrones; cada uno de ellos ama el soborno y va después de las recompensas. No defienden los derechos de los huérfanos, ni les importa la causa de la viuda". Este versículo habla sobre la corrupción de los líderes de Israel, un tema fundamental para Ezequiel 11.

Jeremías 21:10: "Porque decidí traer desgracia contra esta ciudad, no la felicidad", dice el Señor. "Será entregado a manos del rey de Babilonia, quien lo prendirá fuego". Este versículo habla sobre el castigo divino que se vendría sobre Jerusalén, tema central en Ezequiel 11.

Jeremías 25:9: "Haré que beban el cáliz de mi castigo hasta que estén borrachos, hasta que mueran antes de caer". Este versículo habla sobre el castigo divino que Dios traería sobre la gente de Judá, incluido el exilio que se menciona en Ezequiel 11.

Salmo 94:20-21: "¿Se aliaría el trono de la iniquidad con usted, que forja la opresión como ley? Se unen a la vida de la sangre inocente justa y condenar". Este versículo habla sobre la conspiración de los líderes de Israel mencionados en Ezequiel 11.

Jeremías 18:7-10: "Si en algún momento anuncio que una nación o un reino será desgarrado, derrocado y destruido, y si esta nación anuncié arrepentirse de la maldad que practicé, me arrepentiré del mal que tuve que he planeado contra ella ". Este versículo habla sobre la posibilidad de arrepentimiento y perdón, un tema que se menciona en Ezequiel 11 cuando Dios promete reunir a su pueblo nuevamente después del exilio.