Ezequiel, 16

26. Te prostituiste con los Egipcios tus vecinos bien constituidos, multiplicaste tus liviandades por el puro gusto de molestarme.

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Ezequiel 16 es un capítulo que usa la metáfora de una prostituta para describir la infidelidad de Israel con otros dioses y su traición a Dios. El capítulo muestra que Dios rescató a Israel de la nada y lo convirtió en una nación próspera, pero ella se rindió a la idolatría y la inmoralidad. Aquí hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en Ezequiel 16:

Éxodo 20:3-5: "No tendrás otros dioses delante de mí. No lo harás a ti, una imagen esculpida, ni a ninguna figura en el cielo, ni debajo de la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No les serviré; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que visita la iniquidad de los padres en sus hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me dieron cuenta ". Este versículo destaca la prohibición de la idolatría y la advertencia de Dios sobre las consecuencias de aquellos que adoran a otros dioses.

Oseas 2:13: "Porque ella dice, iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite de oliva y mis bebidas". Este versículo retrata la actitud de Israel al buscar a otros dioses y creer que son la fuente de sus bienes materiales.

Isaías 1:21: "¡Como la ciudad fiel se hizo en una prostituta! Estaba llena de justicia, la justicia vivía en ella; pero ahora, asesinos". Este versículo usa la metáfora de la prostituta para describir la infidelidad de Israel con otros dioses.

Jeremías 3:8: "Y lo vi por todo esto, porque cometí el adulterio con Rebelde Israel, me dije adiós y le di su carta de divorcio, que la feliz Judá, su hermana, no temía; ella misma se prostituyó a sí misma " Este versículo habla de que Dios rechazó a Israel debido a su infidelidad y lo comparó con un esposo que se divorcia de su esposa adúltera.

Isaías 62:5: "Mientras el joven se casa con la Virgen, sus hijos se casarán con usted; y mientras el novio se regocija a la novia, regocijándose con usted, su Dios". Este versículo destaca la restauración y reconciliación de Israel con Dios después de su arrepentimiento.