Znaleziono 85 Wyniki dla: árbol

  • En mi cama soñaba así: había un árbol en el centro de la tierra, de altura muy grande (Daniel 4, 7)

  • El árbol creció, se hizo corpulento, llegó hasta el cielo, y desde los confines de la tierra podían verse sus ramas (Daniel 4, 8)

  • Con voz fuerte gritaba: Derriben el árbol, corten sus ramas, arranquen sus hojas y tiren sus frutos; que se vayan las bestias de debajo de él y las aves también. (Daniel 4, 11)

  • El árbol que viste, que se hizo grande y corpulento, cuya altura llegaba hasta el cielo y que era visible en toda la tierra, (Daniel 4, 17)

  • este árbol eres tú, oh rey, cuyo poder ha crecido llegando hasta el cielo y cuyo imperio se extiende hasta los confines de la tierra (Daniel 4, 19)

  • En cuanto a lo que ha visto el rey, un ángel, un santo que bajaba del cielo y decía: «Corten el árbol, destruyéndolo, pero el tronco y las raíces déjenlos en tierra, con ataduras de hierro y bronce, entre la hierba del campo, que lo moje el rocío del cielo y participe de la suerte de los animales del campo hasta que hayan pasado por él siete tiempos, mira que voy a explicártelo (Daniel 4, 20)

  • Así, pues, si tú lo has visto, dinos debajo de qué árbol los viste entretenerse juntos.» Respondió él: «Bajo una acacia. (Daniel 13, 54)

  • Dime ahora debajo de qué árbol los sorprendiste juntos» El respondió: «Bajo una encina. (Daniel 13, 58)

  • Yo seré para Israel como el rocío; florecerá como una azucena y extenderá sus raíces como el árbol del Líbano. (Oseas 14, 6)

  • El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto, será cortado y arrojado al fuego. (Evangelio según San Mateo 3, 10)

  • Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, mientras que el árbol malo produce frutos malos. (Evangelio según San Mateo 7, 17)

  • Un árbol bueno no puede dar frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. (Evangelio según San Mateo 7, 18)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina