Znaleziono 49 Wyniki dla: Mande

  • No conviene que un tonto viva en el lujo, y menos aún que un esclavo mande a los príncipes. (Proverbios 19, 10)

  • yo fui el primero que dije a Sión: «Aquí están.» y mandé la Buena Nueva a Jerusalén. (Isaías 41, 27)

  • Y Yavé me contestó: «No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande. (Jeremías 1, 7)

  • Tú, ahora, muévete y anda a decirles todo lo que yo te mande. No temas enfrentarlos, porque yo también podría asustarte delante de ellos. (Jeremías 1, 17)

  • Lo que les mandé, más bien, fue esto: «Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Caminen por el camino que les indiqué para que siempre les vaya bien.» (Jeremías 7, 23)

  • No podrán salvarse los hombres de Anatot el año que les pida cuentas y les mande la desgracia.» (Jeremías 11, 23)

  • «Anda al torrente y busca el cinturón que te mandé esconder.» (Jeremías 13, 6)

  • Yavé me respondió: Estos profetas andan anunciando mentiras en mi nombre; yo no los mandé, ni les di órdenes, ni les hablé. Falsas visiones, adivinaciones sin cometido, sueños de su imaginación, eso es lo que profetizan. (Jeremías 14, 14)

  • No salgan cargados ese día, ni hagan trabajo alguno, sino que santifiquen el día sábado como se lo mandé a sus padres. (Jeremías 17, 22)

  • Yo no mandé a estos profetas ¡y vinieron corriendo! Tampoco les hablé y se pusieron a profetizar. (Jeremías 23, 21)

  • Yavé me dijo: «Párate en el patio de la Casa de Yavé para decir mis advertencias a todas las ciudades del país de Judá que vienen aquí a postrarse ante mí. Tú les dirás cuanto yo te mande, sin suprimir nada. (Jeremías 26, 2)

  • Hasta ahora no han escuchado las palabras de los profetas que yo les mandé con insistencia. Si ustedes persisten en no escucharlos, (Jeremías 26, 5)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina