Znaleziono 76 Wyniki dla: Preceptos

  • Te invoco, Señor, con todo el corazón, respóndeme, pues quiero observar tus preceptos. (Salmos 119, 145)

  • La salvación está lejos de los impíos, pues no se interesan en tus preceptos. (Salmos 119, 155)

  • ¡Que mis labios publiquen tu alabanza, pues tú me enseñas tus preceptos! (Salmos 119, 171)

  • Al que sorprendían con el libro de la Alianza y al que cumplía con los preceptos de la Ley, lo mataban. Pues así lo ordenaba el decreto real. (1 Macabeos 1, 57)

  • Líbrenos Dios de abandonar la Ley y los preceptos. (1 Macabeos 2, 21)

  • Sólo en Betsur quedaron algunos de los renegados de la Ley y los preceptos, pues éste era como un lugar de refugio. (1 Macabeos 10, 14)

  • que les abra el corazón a su ley y a sus preceptos y les dé la paz. (2 Macabeos 1, 4)

  • Los exhortó, entregándoles la Ley, a que no olvidaran los preceptos de Dios y no se dejaran deslumbrar por los ídolos de oro y plata y todos sus adornos. (2 Macabeos 2, 2)

  • En cuanto ella terminó de hablar, el joven dijo: «¿Qué esperan? No obedezco las órdenes del rey sino los preceptos de la Ley dada a nuestros padres por Moisés. (2 Macabeos 7, 30)

  • Medita los preceptos del Señor, preocúpate continuamente de sus mandamientos; él te afirmará el corazón y tu recibirás esa sabiduría tan deseada. (Sirácides (Eclesiástico) 6, 37)

  • No desdeñes las palabras de los sabios, recuerda a menudo sus preceptos: aprenderás de ellos a vivir y servir a los grandes. (Sirácides (Eclesiástico) 8, 8)

  • ¡Ah, Yavé!, tú sabes que sólo buscamos el camino de tus preceptos. Tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma. (Isaías 26, 8)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina