Znaleziono 175 Wyniki dla: Puertas

  • Abran las puertas para que entre la gente buena, que cumple fielmente (Isaías 26, 2)

  • Entra, pueblo mío, en tus habitaciones y cierra las puertas tras de ti; escóndete un momento hasta que pase la cólera. (Isaías 26, 20)

  • Así habla Yavé a Ciro, su ungido: «Yo te he llevado de la mano para doblegar a las naciones y desarmar a los reyes. Hice que las puertas se abrieran ante ti y no volvieran a cerrarse. (Isaías 45, 1)

  • Yo iré delante de ti y aplanaré las pendientes, destrozaré las puertas de bronce y romperé las trancas de hierro. (Isaías 45, 2)

  • Haré tus murallas de rubíes, tus puertas de cristal, y todo tu contorno de piedras preciosas. (Isaías 54, 12)

  • Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para recibir las riquezas de las naciones que te traerán sus mismos reyes. (Isaías 60, 11)

  • Ya no se hablará de violencia en tu país ni de saqueo o calamidades dentro de tus fronteras. A tus murallas les pondrás por nombre «Salvación», y a tus puertas, «Alabanza». (Isaías 60, 18)

  • ¡Pasen, pasen por las puertas! ¡Abranle camino al pueblo! ¡Arreglen, arreglen la carretera! ¡Déjenla limpiecita, sin una piedra! Pongan en lo alto la bandera para que todos los pueblos la vean. (Isaías 62, 10)

  • Me llegó una palabra de Yavé: «Anda a la puerta que llaman "Puerta del Pueblo", por donde entran los reyes de Judá. Irás también a las demás puertas de Jerusalén (Jeremías 17, 19)

  • y dirás: Escuchen la palabra de Yavé, ustedes reyes de Judá, y también ustedes que habitan en Jerusalén y pasan por estas puertas: (Jeremías 17, 20)

  • Pero si ustedes me hacen caso -palabra de Yavé-, y santifican el día sábado, sin realizar en él trabajo alguno, y no entran cargados por las puertas de Jerusalén, entonces habrá reyes que se sientan en el trono de David. (Jeremías 17, 24)

  • Entrarán por estas puertas con sus carros y sus caballos, ellos y sus cortesanos, y también la gente de Judá y de Jerusalén, y esta ciudad será habitada siempre. (Jeremías 17, 25)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina