Znaleziono 438 Wyniki dla: comida en el desierto

  • Por mi vida, dice Yavé, si esos tres hombres vivieran en este país, no podrían salvar ni a su hijo ni a su hija, pero ellos, sólo ellos, se salvarían mientras el país se convertiría en un desierto. (Ezequiel 14, 16)

  • Convertiré al país en un desierto porque fueron infieles -palabra de Yavé. (Ezequiel 15, 8)

  • Ahora está plantada en una tierra árida, en el desierto. (Ezequiel 19, 13)

  • Una vez que salieron de Egipto, los conduje al desierto. (Ezequiel 20, 10)

  • Pero el pueblo de Israel se rebeló contra mí en el desierto. No siguieron mis mandamientos, menospreciaron mis leyes, las que debe el hombre practicar para vivir, no tuvieron respeto alguno por mis sábados. Entonces pensé descargar mi cólera contra ellos y hacerlos desaparecer en el desierto. (Ezequiel 20, 13)

  • Una vez en el desierto, sin embargo, juré que no los llevaría al país que les había prometido, a ese país que mana leche y miel, el más bello de todos los países. (Ezequiel 20, 15)

  • Pero tuve para con ellos una mirada compasiva, no los destruí ni los exterminé en el desierto. (Ezequiel 20, 17)

  • Dije a sus hijos en el desierto: No sigan las huellas de sus padres, ni imiten su conducta, no se vuelvan impuros sirviendo a sus ídolos. (Ezequiel 20, 18)

  • Pero los hijos se rebelaron contra mí, no siguieron mis mandamientos, no observaron mis leyes (esas leyes que el hombre debe poner en práctica para vivir) y no tuvieron respeto alguno por mis sábados. Pensé desencadenar mi cólera contra ellos, derramar mi furor sobre ellos en el desierto, (Ezequiel 20, 21)

  • Sin embargo, aún en el desierto, juré echarlos a las naciones y dispersarlos entre los países extranjeros. (Ezequiel 20, 23)

  • Los llevaré al desierto y allí los juzgaré cara a cara. (Ezequiel 20, 35)

  • Los juzgaré, dice Yavé, como juzgué a sus padres en el desierto de Egipto. (Ezequiel 20, 36)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina