Znaleziono 912 Wyniki dla: conquista de Jerusalén

  • Luego bajaron de Jerusalén para atacar a los cananeos que habitaban en los cerros, en el Negueb y en la llanura. (Jueces 1, 9)

  • En cambio, la tribu de Benjamín no logró expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén; éstos se han quedado en Jerusalén hasta el día de hoy. (Jueces 1, 21)

  • Pero el levita no quiso pasar allí la noche; se levantó, partió y llegó frente a Jebús, o sea, Jerusalén. Llevaba consigo los dos burros cargados, su concubina y su criado. (Jueces 19, 10)

  • Cuando llegaban cerca de Jebús, que es ahora Jerusalén, ya era muy tarde. Así que el muchacho dijo a su patrón: «No caminemos más y entremos en la ciudad de los jebuseos para pasar allí la noche.» (Jueces 19, 11)

  • David tomó la cabeza del filisteo y la hizo llevar a Jerusalén; pero las armas las colocó en su propia carpa. (1 Samuel 17, 54)

  • Primero fue rey de Judá durante siete años y medio, y tenía por capital Hebrón. Después, teniendo por capital Jerusalén, reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. En total fueron cuarenta años. (2 Samuel 5, 5)

  • Después de esto, el rey y sus hombres marcharon hacia Jerusalén contra los jebuseos, que ocupaban el país. Estos le dijeron: «No entrarás aquí, pues bastarán los cojos y los ciegos para rechazarte.» Con eso querían decir que jamás iba a entrar en la ciudad. (2 Samuel 5, 6)

  • David, sin embargo, se apoderó de la fortaleza de Sión, la que en Jerusalén de hoy se llama «ciudad de David». (2 Samuel 5, 7)

  • Después que salió de Hebrón, David tomó aún más concubinas y esposas en Jerusalén, y le nacieron hijos e hijas. (2 Samuel 5, 13)

  • Los hijos que le nacieron en Jerusalén son: Samúa, Soba, Natán, Salomón, (2 Samuel 5, 14)

  • David se apoderó de los escudos de oro que llevaban los guardias de Hadadezer y los llevó a Jerusalén. (2 Samuel 8, 7)

  • Pero Mipibaal residía en Jerusalén porque comía siempre a la mesa del rey. Era tullido de ambas piernas. (2 Samuel 9, 13)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina