Znaleziono 95 Wyniki dla: guardia
Pon, Señor, una guardia ante mi boca y vigila la puerta de mis labios. (Salmos 141, 3)
Heliodoro comenzó a ejecutar lo que había decidido. Estaba ya con su guardia junto al Tesoro, (2 Macabeos 3, 23)
El que pone un guardia a su boca y a su lengua, se libra de muchos tormentos. (Proverbios 21, 23)
Aunque se haga el humilde y se acerque agachado, mantente en guardia y desconfía de él; actúa con él como el artesano que pule un espejo de bronce y que sabe que el óxido no se resistirá hasta el fin. (Sirácides (Eclesiástico) 12, 11)
Dóciles a la palabra del Santo, se mantienen en el puesto que les asignó y montan guardia sin cansarse jamás. (Sirácides (Eclesiástico) 43, 10)
El vigía exclamó: «En lo alto de la torre, mi señor, estoy de pie todo el día, y en mi puesto de guardia permanezco alerta toda la noche. (Isaías 21, 8)
El palacio está abandonado, la ciudad bulliciosa está solitaria; el ofel y la torre de guardia han sido convertidos en ruinas para siempre; serán, en adelante, unos lugares donde gocen los burros salvajes o donde pasten los rebaños. (Isaías 32, 14)
En ese entonces, el ejército del rey de Babilonia sitiaba a Jerusalén y el profeta Jeremías se hallaba detenido en el patio de la guardia del palacio real de Judá, (Jeremías 32, 2)
En efecto, de acuerdo a las palabras de Yavé, Hanamel, mi primo, vino a verme al patio de la guardia y me dijo: «Compra mi campo de Anatot, pues tú tienes el derecho de propiedad y el rescate te interesa; cómpralo.» Comprendí, entonces, que era una orden de Yavé; (Jeremías 32, 8)
según las prescripciones de la ley, y se la entregué a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Masías, en presencia de mi primo Hanamel, de los testigos que habían firmado la escritura de compra, y de todos los judíos que se encontraban en el patio de la guardia. (Jeremías 32, 12)
Estando Jeremías todavía preso en el patio de la guardia, la palabra de Yavé le llegó por segunda vez, de esta manera: (Jeremías 33, 1)
Jeremías le respondió: «Es falso, yo no me paso a los caldeos.» Pero el guardia no le hizo caso y lo llevó a los jefes. (Jeremías 37, 14)